martes, 27 de enero de 2015

SOLOMILLO DE CERDO CON QUESO DE CABRA Y CEBOLLA CARAMELIZADA




Un bocado delicioso, y muy, muy fácil. Lo único que hay que cocinar: la cebolla caramelizada. El resto, tan sencillo como pasar el solomillo por una sartén, y cortar unas rodajitas de queso de cabra. Sin problemas; eso sí, una vez montado, hay que comerlo de inmediato sin dejar que se enfríe.

Ingredientes:

Un solomillo de cerdo.
Un rulo de queso de cabra.
Tres cebollas.
Azúcar.
Una cucharada de vinagre.
Aceite de oliva.
Pimienta negra.
Sal.
Cebollino picado.

Elaboración:

Comenzamos con la cebolla caramelizada. Troceamos las cebollas en daditos pequeños (si las cebollas son tiernas, mejor, pero tendrán que ser al menos cinco porque suelen ser más pequeñas). No os dé miedo la cantidad de cebolla, merma muchísimo. La freímos en una sartén con aceite de oliva, a fuego lentísimo para que no se queme. Cuándo la cebolla deja de ser blanca y adquiere un tono dorado, añadimos una cucharada de azúcar y otra de vinagre, y dejamos que siga cociendo durante cinco minutos. Retiramos del fuego, escurrimos en un colador para quitar el exceso de aceite, y reservamos.

Y pasamos al solomillo: tan fácil como filetearlo, salpimentar, y asar en una sartén con un hilo de aceite de oliva.

Por último el queso de cabra, que tan sólo hay que cortarlo en rodajas al gusto, y el cebollino, picado a cuchillo

Y ya está, a emplatar: primero el solomillo, encima en queso de cabra, y coronando la cebolla caramelizada. Espolvoreamos con el cebollino, y a disfrutar de un bocado delicioso.

Consejos:

- No hay que poner un exceso de aceite de oliva a la hora de freír la cebolla. 

- El vinagre es muy importante para que el azúcar no se endurezca y se convierta en una especie de caramelo.

- A la hora de emplatar, es importante que el solomillo y la cebolla estén muy calientes, porque el queso de cabra enfría el plato. 

- A quién le guste más dulce la cebolla, que añada más azúcar.

martes, 20 de enero de 2015

BERENJENA ASADA, CON QUESO Y TOMATE FRESCO


Con dos berenjenas, dos tomates y cuatro lonchas de queso tierno, conseguimos un plato delicioso e incluso, como es mi caso, que alguien a quién no le gusten las berenjenas quiera aprender a cocinarlas para comerlas mil veces más. Al menos eso es lo que me sucedió a mí con mi hija Andrea.

Ingredientes:

- Cuatro berenjenas.
- Dos tomates, rojos y maduros.
- Cuatro lonchas de queso tierno.
- Una cucharada de aceite de oliva virgen.
- Sal.
- Una cucharada de orégano.

Preparación:

Cortamos las berenjenas en dos mitades, practicamos unos cortes profundos dibujando una cuadrícula en la pulpa, pero sin llegar a cortar la piel. Sazonamos con bastante sal y las colocamos en un escurridor sobre un bol para que "lloren su amargura", es decir, para que pierdan su sabor amargo. Dejamos que suden durante al menos media hora, y comprobaremos como van soltando pequeñas gotas.

Mientras tanto, pelamos y troceamos los tomates en daditos pequeños, y lo ponemos a macerar en un bol con aceite de oliva virgen, una pizca de sal y orégano.

Lavamos las berenjenas para quitar el exceso de sal, las secamos y las asamos en el horno o en el microondas hasta que estén tiernas. Una vez asadas, las dejamos enfriar para poder manipularlas. Troceamos también el queso en pequeños cuadrados y, cuándo las berenjenas estén frías, lo introducimos en los cortes que hemos practicado en su pulpa. Añadimos una cucharada de tomate por encima, y calentamos en el horno o microondas hasta que el queso se funda. Espolvoreamos con orégano y servimos. 

Facilísimo, y riquísimo.

viernes, 16 de enero de 2015

PAN DE MOLDE


Cuándo un buen día decidí hornear mi propio pan de molde, no imaginaba cuánto nos iba a gustar en casa. No tiene nada que ver con el que podemos comprar envasado en cualquier tienda, sea de la marca que sea. Vale la pena prepararlo porque está riquísimo y además, nos libramos de conservantes y demás aditivos no deseados. Con cuatro sencillos ingredientes y un poco de paciencia, obtendremos un resultado sorprendente y,  a partir de ese momento, os aseguro que las tostadas del desayuno serán deliciosas, y los sandwiches perfectos.

Recetas hay muchas, yo he probado unas cuantas, y ésta es para mí la mejor. Por supuesto es un pan de molde básico, ya vendrán otros más elaborados.

Ingredientes:

500 gramos de harina de fuerza.
300 mililitros de leche.
50 gramos de mantequilla.
12 gramos de levadura fresca.
Una cucharadita de azúcar.
Una cucharadita de sal.
Necesitaremos un molde para hornear el pan.

Elaboración:

Comenzamos elaborando la masa, tarea que será más fácil si contamos con una amasadora. Ponemos la harina en un bol, añadimos el azúcar, la sal, seguidamente la mantequilla en pomada, la leche, en la que previamente habremos disuelto la levadura, y amasamos hasta obtener una masa elástica. Es una masa agradable y fácil de manipular porque no se pega, y con estas cantidades sale perfecta. Formamos una bola y dejamos levar en un bol hasta que doble su tamaño, en un lugar abrigado, tranquilo y sin corrientes de aire. Si queremos, podemos taparlo con un paño. Tardará aproximadamente una hora, aunque depende de la temperatura de la cocina; cuanto más frío, más tiempo de levado.

En esta imagen: la masa antes del levado.


Y aquí después del levado.


Seguidamente pincelamos nuestro molde con aceite o mantequilla previamente ablandada en el microondas. Volcamos la masa sobre la superficie de trabajo y la aplanamos bien, formamos un rollo e introducimos en el molde cuidando que quede uniforme, es decir, que no haya más masa en un lado que en otro, aplanamos y alisamos la superficie, y dejamos levar de nuevo hasta que vuelva a crecer y doble su volumen. Al igual que en el primer levado, la masa debe fermentar en un lugar abrigado y sin corrientes de aire. 

Si la superficie de trabajo y nuestras manos están húmedas, evitaremos que se pegue la masa y nos quedará más lisa.

En la siguiente foto, la masa en el molde antes del levado.


Y en ésta, tras el levado.


Precalentamos el horno a 200º, colocamos una bandeja con agua en el suelo del horno, e introducimos el pan tapado con papel de aluminio. Horneamos durante media hora, aproximadamente. Cuándo lo saquemos del horno es importante desmoldarlo lo antes posible, sin quemarnos, y enfriarlo sobre una rejilla,para que el pan no se humedezca.

Una vez frío, ya podemos cortarlo, siempre con un cuchillo de sierra. 

Hay que tener en cuenta que no tiene conservantes, y por tanto, si no se consume en el día se endurece. Lo ideal es congelar las rebanadas para utilizarlas cuándo queramos, aunque si su destino es la tostadora, se mantiene bien en el frigorífico durante unos días. En este último caso, yo lo guardo entero en una bolsa de plástico con cierre hermético, y cada día corto las rebanadas que necesito. 

¿Qué tal unas tostadas con tomate y aceite de oliva virgen en el desayuno?




Consejos:

- La mantequilla en pomada se obtiene dejándola un rato a temperatura ambiente, o bien con quince segundos en el microondas.

- La leche debe estar a temperatura ambiente. Si la tienes en la nevera, atempérala durante unos segundos en el microondas.

- La amasadora facilita mucho la tarea, aunque nada impide amasar a mano, como toda la vida.

- Para facilitar la fermentación, es útil colocar el bol o el molde con la masa encima de una superficie que no sea fría, como la madera o un paño. Hay que evitar el mármol de las encimeras.

- Antes de introducir la masa en el molde, es importante desgasarla muy bien para conseguir una miga uniforme sin grandes alveolos.

- Lo ideal es utilizar un molde desmontable porque se desmolda con mayor facilidad.

- El agua en la base del horno aporta humedad al horno, ideal para el horneado, y además evita que el pan se queme. También para evitar esto último sirve el papel de aluminio.

- Cuidado con el levado: si lo dejamos demasiado tiempo la masa se deshincha. Para evitarlo, es imprescindible el doble fermentado.

- Aunque el proceso parezca largo, la mayor parte del tiempo se dedica al levado de la masa, durante el que tan sólo hay que esperar mientras nos dedicamos a otro asunto. Cuanto menos nos acerquemos a la masa, mejor.

domingo, 4 de enero de 2015

MUFFINS DE CHOCOLATE


Los muffins, fáciles de preparar y riquísimos, sobre todo éstos de chocolate. Inspirados en la receta de Food anc Cook by trotamundos,  blog que recomiendo encarecidamente porque sus recetas nunca fallan y son deliciosas. Personalmente, nunca me han gustado los dulces, hasta que probé estos muffins.

Ingredientes:

300 gramos de harina.
40 gramos de cacao en polvo.
2 cucharaditas de levadura en polvo.
220 gramos de azúcar.
1 cucharadita de vainilla en polvo.
2 huevos medianos.
160 mililitros de aceite de girasol.
225 mililitros de leche.
150 gramos de chocolate con leche troceado.

También necesitamos una bandeja para hornear muffins y cápsulas de papel.

Elaboración:

Precalentamos el horno a 150 grados.

Necesitamos dos boles. En uno ponemos los ingredientes secos: la harina, el cacao, la levadura, el azúcar y la vainilla, y mezclamos. En el otro, los ingredientes líquidos: primero los huevos, y los batimos ligeramente, después el aceite y la leche, y volvemos a batir hasta que se unan, no más. Añadimos los ingredientes líquidos a los secos y mezclamos hasta que estén bien integrados. Seguidamente incorporamos el chocolate troceado y volvemos a mezclar.

En una bandeja de muffins colocamos las cápsulas de papel y las rellenamos hasta dos tercios de su capacidad, y al horno. En unos veinte minutos estarán listos. Facil no, facilísimo.

Consejos:

- La masa de los muffins no precisa batir en exceso, tan sólo hay que mezclar los ingredientes. 

- La bandeja para hornear muffins no es imprescindible, pero sí aconsejable. Podemos hornear nuestros muffins o magdalenas directamente en las cápsulas, pero no crecerán igual porque la bandeja rígida evita que la masa se expanda hacia los lados. Además, facilita la manipulación de los muffins antes y después del horneado. También existen moldes de silicona, o podemos utilizar dos cápsulas de papel, aunque personalmente prefiero las rígidas.