miércoles, 31 de enero de 2018

PASTÉIS DE BELÉM {PASTELES DE NATA PORTUGUESES}


Los pastéis de belém son una especialidad tradicional de la repostería portuguesa, cuya receta permanece en secreto. Pero, tras buscar en libros de cocina portuguesa, apareció esta receta, que es buenísima. Sinceramente no sé si es fiel a la auténtica porque no he tenido la suerte de degustarlos en Portugal, aunque espero viajar allí algún día.

Se cree que fueron creados en el Monasterio de los Jerónimos, en el barrio de Belém de las afueras de Lisboa, en el S.XVIII. En cualquier caso, un bocado irresistible: hojaldre y crema de nata con limón y canela.

*Necesitamos moldes metálicos pequeños y redondos. Yo utilizo flaneras pequeñas.

Ingredientes:

- Un cuarto de litro de leche.
- Tres yemas de huevo.
- Medio limón.
- Medio palo de canela.
- 150 gramos de azúcar.
- Un vaso de leche fría.
- 25 gramos de maizena.
- Mantequilla para engrasar los moldes.
- Una plancha de hojaldre cuadrada o rectangular.

Preparación:

Comenzamos con la crema de nata. Calentamos la nata con el azúcar, la canela y la piel limón hasta que hierva. Entonces, sacamos la canela y la piel de limón, y añadimos la maizena disuelta en medio vaso de leche fría, y cocemos removiendo con unas varillas hasta que hierva y espese. Mezclamos las yemas de huevo en el resto de la leche (medio vaso), y las añadimos a la crema, removiendo constantemente sin que llegue a hervir. La crema tiene que espesar al calor pero sin hervir; si se calienta demasiado, retiramos del fuego y seguimos removiendo, y repetimos la acción las veces que sean necesarias hasta que espese. 

Hay que tener muchísimo cuidado, porque si la crema hierve, las yemas de huevo se cuajan. Si se calienta mucho, retiraremos del calor y seguiremos removiendo, y volveremos a calentar. Hay que jugar con el calor: necesitamos que se caliente para que espese, pero retiraremos del calor antes de que entre en ebullición para que no cuaje. Y así hasta obtener una crema espesa sin grumos, siempre sin dejar de remover con las varillas.

Cuando la crema esté lista, la dejamos templar. 

Mientras tanto, nos ocupamos del hojaldre. Lo enrollamos sobre sí mismo, y lo cortamos en rodajitas de un centímetro de grosor. Pincelamos los moldes con mantequilla derretida, y extendemos los trocitos de hojaldre con los dedos por su interior, cubriendo el fondo y las paredes.

Precalentamos el horno a 180º.

Rellenamos el hojaldre con la crema y horneamos hasta que veamos los bordes del hojaldre dorados y que la superficie de la crema comienza a tostarse. Desmoldamos en cuanto se templen, y los dejamos enfriar sobre una rejilla. 

Son deliciosos calientes o fríos, con azúcar por encima o sin ella, o con azúcar y canela.

Consejos:

- Atentos a la crema, para que no se cuaje y no se corte.

- Con estas cantidades y utilizando moldes pequeños, salen unos diez pastelitos.

- Yo utilizo hojaldre fresco de Lidl; es el que más me gusta de los que venden preparados.

- La mantequilla la derretimos en el microondas, en un bol tapada con un plato. Lo haremos de diez en diez segundos hasta que se derrita. Cuidado porque si se calienta en exceso salpica y ensucia mucho.

 


sábado, 27 de enero de 2018

SPAGHETTI CON TOMATES CHERRY CONFITADOS Y ANCHOAS


En cuanto vi esta receta circulando por la red, supe que nos iba a gustar en casa. Y así fue. Y por eso, y porque es muy fácil cocinarla, se va a quedar en mi recetario. Lo mejor: los cherry confitados.

Ingredientes para cuatro personas:

- 300 gramos de spaghetti.
- 600 gramos de tomates cherry.
- 20 anchoas.
- 8 dientes de ajo.
- 250 gramos de salsa de tomate.
- Unas seis ramitas de tomillo fresco.
- Un manojo de albahaca fresca.
- Pimienta negra recién molida.
- Sal.
- Aceite de oliva virgen extra.

Preparación:

Comenzamos con los cherry. Les quitamos los tallos, los lavamos bajo el grifo, y escurrimos. Los colocamos en una sartén o cazuela baja amplia; deben caber todos en una sola capa. Calentamos a fuego lento para que se sequen perfectamente. Cuándo estén secos, añadimos aceite de oliva virgen abundante (no hace falta cubrir del todo), los ajos pelados y lavados, pimienta negra recién molida, el tomillo y la mitad de la albahaca en rama. Dejamos que se confiten a fuego muy lento, sin tapar, durante media hora. Retiramos, escurrimos en un colador y retiramos la albahaca y el tomillo, pero dejamos los ajos. Reservamos la sartén para saltear al final.

Calentamos abundante agua con sal en un puchero alto y, cuando hierva, añadimos los spaghetti y cocemos durante el tiempo indicado por el fabricante en el paquete. Escurrimos en un colador. Calentamos la sartén donde hemos confitado los tomates con un par de cucharadas de aceite de dicho confitado, e incorporamos los spaghetti. Añadimos la salsa de tomate y las anchoas troceadas y removemos. Por último, los tomates confitados con los ajos, y la albahaca fresca.

Y listo, a comer. Un plato lleno de sabor, al que podemos añadir queso parmesano rallado si gustamos.

Consejos:

- Lo mejor es consumir la pasta recién cocida, sin enjuagar, y mezclar inmediatamente con la salsa.

- Podemos confitar los tomates con antelación y guardarlos en el frigorífico. 

- No sazonéis los tomates, porque las anchoas ya contienen suficiente sal.

- Durante el confitado no hay que tocar los tomates porque se rompen. Si queremos darles la vuelta, lo haremos moviendo la sartén.

- Por supuesto, lo mejor es utilizar una salsa de tomate casera, como ésta.

- El aceite del confitado lo guardamos, bien colado, para otra ocasión. 






martes, 23 de enero de 2018

MUSLOS DE POLLO CON SALSA DE SOJA, HORTALIZAS ASADAS Y PATATAS "AO MURRO".


Otra receta inspirada en webos fritos. Buenísima, y muy fácil; no en vano está dirigida a los adolescentes, aunque yo incluiría también a quienes simplemente quieren iniciarse en la cocina, que los hay de todas las edades. También los hay que, así de repente, no tienen más remedio que cocinar si quieren comer. Pues sí, esta receta es muy recomendable, para tod@s, incluso los que cocinamos todos los días. Porque el resultado es buenísimo.

Ingredientes para cuatro personas:

- Cuatro muslos de pollo.
- Cuatro cucharaditas de azúcar.
- Ocho cucharadas de salsa de soja.
- Medio limón.
- Cuatro patatas medianas.
- Cuatro tomates rojos maduros.
- Dos cebollas tiernas.
- Una bandeja de bimi.
- Aceite de oliva virgen.
- Pimienta negra recién molida.
- Sal.

Preparación:

Quitamos la piel y el exceso de grasa a los muslos, y los colocamos en una bandeja de horno salpimentados, con una cucharadita de azúcar sobre cada uno de ellos (o de miel). Rociamos los muslos con la salsa de soja, unas gotas de limón, y un vaso de agua. Y al horno, precalentado a 180º.

Lavamos las patatas y los tomates. Pelamos las cebollas tiernas y las lavamos también. Secamos las hortalizas y las patatas, las envolvemos en papel de aluminio, y las metemos en el horno, al lado de la bandeja del pollo.

Transcurrida media hora, damos la vuelta a los muslos de pollo, y también a las hortalizas. 

Quince minutos después, sacamos los tomates y las cebollas, y tras veinte minutos más, las patatas y el pollo. 

Por supuesto, los tiempos son aproximados, y dependerán del tamaño de las hortalizas y del horno. En el caso de las patatas y las cebollas, podemos pinchar con una brocheta para comprobar si están cocidas. Y los muslos, cuidar que se cocinen pero no se quemen, y que no se consuma toda la salsa.

Poco antes de que estén listas las preparaciones del horno, ponemos agua a hervir en una cazuela amplia, con una cucharadita de sal. Quitamos al bimi las pequeñas y alargadas hojas que suele tener, lo lavamos y escurrimos y, cuando el agua esté en ebullición, lo introducimos en la cazuela y cocemos cinco minutos. Retiramos y escurrimos. Reservamos.

Hay que quitar el papel de aluminio a las patatas, tomates y cebollas cuanto antes, para evitar que se humedezcan. A las patatas les damos un golpe ligero con la mano (protegiéndonos con una manopla o un paño para no quemarnos), y les ponemos un poco de sal gorda.

Servimos un muslo con su salsa, las hortalizas que a cada cual le gusten, una patata, y el bimi cocido. Para llorar de felicidad.

* Las patatas ao murro son una receta tradicional portuguesa, cuyo nombre hace referencia al golpe que se les da para abrirlas, sin aplastarlas.



sábado, 20 de enero de 2018

POLENTA CON SOFRITO DE TOMATE Y CHAMPIÑÓN


La polenta, típica de la gastronomía italiana, se prepara con sémola de maíz cocida. Según el libro La cuchara de plata, existen dos tipos de polenta: la del Véneto, de grano fino y color pajizo pálido, y la piamontesa o lombarda, de grano grueso y color dorado intenso. La primera es más blanda, como un puré de patatas (a la onda), y la segunda suele ser dura. Hay un tercer tipo de harina para polenta, de alforfón, que se usa para preparar polenta taranga, un plato caliente en el que se añade mantequilla y queso a la cocción de la polenta.

Tradicionalmente se preparaba en una olla de cobre, removiendo continuamente con un palo de madera, sobre las llamas del fuego, durante una hora. Hoy en día existe la polenta precocida, fácil y rápida de preparar, con un tiempo de cocción muy reducido. Así que no hay excusa para degustar un buen plato de polenta.

Ingredientes:

- 100 gramos de polenta precocida.
- 300 mililitros de agua.
- Sal.
- Pimienta negra recién molida.
- Queso rallado. 
- Orégano.

Para el sofrito:

- Un diente de ajo.
- Una cebolla.
- Tres tomates.
- 250 gramos de champiñón pequeño. 
- Aceite de oliva virgen.
- Sal.
- Pimienta negra recién molida. 

Preparación:

Comenzamos con la polenta: calentamos el agua y añadimos la polenta. Cocinamos removiendo hasta que espese y obtengamos una masa consistente. Retiramos del fuego, añadimos una cucharada de aceite de oliva virgen y salpimentamos. Pincelamos con aceite una bandeja o un molde, y ponemos la polenta. Tiene que quedar una capa de un centímetro de grosor, aproximadamente. La cubrimos con papel film y la dejamos en el frigorífico hasta que se enfríe y se endurezca. 

Mientras tanto, vamos con el sofrito. Pelamos, lavamos y picamos finamente el diente de ajo; y pelamos, lavamos y picamos la cebolla y los tomates (sin pepitas) en brunoise. Reservamos los tres ingredientes por separado. Limpiamos perfectamente los champiñones y los cortamos en finas lonchitas.

En una sartén, con un hilo de aceite de oliva virgen, sofreímos el ajo picado y, en cuanto comience a dorar, añadimos la cebolla, que cocinaremos con una pizca de sal hasta que se dore. En ese momento incorporamos el tomate y cocinamos durante diez minutos. Retiramos y añadimos una pizca de pimienta negra, comprobamos el punto de sazón y  rectificamos si es necesario. Reservamos.

A la vez que el sofrito de tomate, calentamos una sartén con un hilo de aceite de oliva y, cuándo esté bien caliente, añadimos el champiñón fileteado y lo salteamos hasta que esté tierno. Primero a fuego fuerte, y cuándo ya se haya consumido el agua que suelta, a fuego lento tapado. Salpimentamos, retiramos y reservamos.

Cuando la polenta se haya endurecido, la sacamos del frigorífico, y la cortamos con un cortapastas redondo. Seguidamente tostamos los discos de polenta por los dos lados, en una sartén pincelada con aceite de oliva virgen.  

Disponemos los discos de polenta en un plato, con una cucharada de sofrito sobre cada uno, y otra de champiñón. Coronamos con el queso rallado, y espolvoreamos con orégano. Y listo, un entrante riquísimo o una cena fácil.

Consejos:

- Antes de preparar la polenta, leed las instrucciones del paquete, para saber la proporción de agua y el tiempo de cocción. 

- Hay que enfriar la polenta en un molde de tamaño adecuado, para que la capa de polenta sea de un centímetro de grosor, aproximadamente. Así, será más fácil de cortar después con el cortapastas.

- Si el tomate está ácido, corregimos con una pizca de azúcar. 

- Podemos dejar cocinadas las tres preparaciones en el frigorífico, y calentar en el último momento.

- Aquí te explico cómo saltear el champiñón para que no quede negro.

- Esta combinación de sofrito de tomate con champiñón es buenísima. La veremos en más recetas.
 


lunes, 15 de enero de 2018

CREMA DE PERA Y JENGIBRE AL CURRY


Sí, hoy cocinamos una crema muy especial, con pera, jengibre, curry y leche de coco, una combinación exótica y deliciosa, que resulta muy reconfortante en los días fríos. Y, cuándo llegue el implacable calor del verano, la probaremos fría, y  creo que también estará buenísima.

Ingredientes: 

- Seis peras.
- Dos dientes de ajo.
- Dos cebollas tiernas finas.
- Dos centímetros de jengibre fresco. 
- 200 mililitros de leche de coco.
- 500 mililitros de caldo de verdura.
- Chile molido.
- Sal.
- Aceite de oliva virgen.
- Cilantro fresco.

Preparación:

Pelar los dientes de ajo y filetearlos. Pelar y lavar las cebolletas y el jengibre y picarlas en brunoise. Lavar, pelar y trocear las peras también en pequeños dados.

En una cazuela con un hilo de aceite de oliva virgen freímos el ajo, añadimos la cebolla y cocinamos hasta que esté tierna, sin que se dore. Incorporamos las peras y el jengibre, damos un par de vueltas, y regamos con la leche de coco y el caldo de verdura. Cocemos durante media hora destapado y a fuego vivo.

Trituramos la crema y la sazonamos con curry, sal y chile molido a nuestro gusto. Volvemos a triturar y la pasamos por el colador chino para obtener una crema muy fina.

Lavamos, secamos y picamos hojas de cilantro fresco, y las espolvoreamos sobre la crema muy caliente. La textura es bastante líquida: podemos tomarla a cucharadas o bebida.

Cuidado con el chile, porque el jengibre también pica.

Receta publicada por Sonia, en L'exquisit.

 


viernes, 12 de enero de 2018

ARROZ CON COSTILLA DE CERDO, ALCACHOFA Y AJOS TIERNOS.



Vamos con el primer arroz del año. En casa, los domingos suelo preparar arroz, y éste que hoy os presento es el último que hemos probado. Es una receta buenísima, con costillas de cerdo, ajos tiernos y alcachofas, que me encantan y que, además, están en plena temporada. Si a ello añadimos un buen caldo de pollo, tendremos un arroz para chuparse los dedos. Se me ocurrió acompañarlo con un all-i-oli de ajo dorado, como en este inovidable arroz con salmonetes, y es un acierto; aunque no es necesario porque el arroz está tan bueno que realmente no lo necesita.

Ingredientes para cuatro personas:

- Arroz redondo (cuatro medidas).
- Caldo de pollo (diez medidas).
- Doce trocitos de costillas de cerdo.
- Cuatro alcachofas.
- Un manojo de ajos tiernos. 
- Dos tomates rallados.
- Media cucharadita de pimentón dulce.
- Azafrán de hebra.
- Sal.
- Aceite de oliva virgen.

Para el caldo de pollo:

- Dos carcasas de pollo.
- Un hueso de jamón.
- Un hueso de espinazo de cerdo.
- Un trocito de chorizo dulce.
- Un nabo.
- Una chirivía.
- Un napicol o nabicol.
- Un puerro.
- Una rama de apio con las hojas.
- Dos zanahorias.

Para el all-i-oli de ajo dorado (opcional):

- Dos dientes de ajo, sin el germen.
- Un huevo.
- Aceite de girasol.
- Sal. 

Preparación:

Comenzamos preparando el caldo, si puede ser el día de antes, mucho mejor, porque lo dejaremos toda noche en el frigorífico y al día siguiente quitaremos la grasa solidificada en la superficie del caldo. Para cocinar el caldo, metemos las carnes limpias en una olla, junto con las verduras peladas y lavadas, excepto el hueso de jamón, que blanquearemos en un cazo aparte, añadiéndolo después al caldo. Cubrimos con agua, y calentamos desespumando la superficie continuamente para eliminar todas las impurezas y obtener así un caldo limpio. Cuándo ya no quede espuma, dejamos cocer tapado durante dos horas a fuego lento, con una cucharadita de sal. Una vez listo, lo colamos con un colador de malla muy fina, o con una estameña, y lo dejamos enfriar toda la noche en el frigorífico. Al día siguiente, quitamos la grasa de la superficie, calentamos y reservamos.

Antes de comenzar a cocinar el arroz, preparamos todos los ingredientes: 

- Pelamos dos dientes de ajo para el all-i-oli.

- Lavamos y troceamos los ajos tiernos en trocitos de bocado.

- Eliminamos las hojas duras de las alcachofas, dejando sólo el corazón junto con el tallo, pelamos el tallo, cortamos la parte baja de las hojas, las troceamos en cuatro cada una de ellas, eliminamos la pelusilla interior, y las reservamos en agua con unas gotas de limón (para que no se pongan oscuras). 

- Rallamos los tomates, con o sin pepitas (a nuestro gusto).

- Lavamos las costillas de cerdo y las escurrimos bien.

- Medimos el arroz (cuatro cucharones).

Una vez listos los ingredientes, escurrimos bien las alcachofas y reservamos. Calentamos aceite de oliva virgen en una paella, y doramos los dos dientes de ajo que utilizaremos para nuestro all-i-oli. Retiramos y reservamos. Seguidamente, freímos las alcachofas escurridas por todos sus lados, retiramos y reservamos.  Sofreímos después las costillas sazonadas, siempre en el mismo aceite y en la paella, dorándolas bien, las retiramos y las añadimos al caldo, que dejaremos cocer al menos durante media hora. Retiramos la paella del calor, y reservamos con el aceite. 

Mientras se termina de cocinar el caldo, preparamos el all-i-oli de ajo dorado. Para ello, fileteamos los dientes de ajo fritos, y los introducimos en el vaso de la batidora junto con un huevo, una cucharadita de sal, y un chorrito de aceite de girasol. Batimos hasta que emulsione la mezcla, y continuamos añadiendo aceite de girasol en chorro fino, hasta obtener un all-i-oli espeso. Comprobamos  el punto de sazón, y rectificamos si es necesario. Reservamos en el frigorífico tapado.

Cuándo tengamos el caldo preparado, lo probamos y añadimos sal si es necesario. Volvemos a colocar la paella al calor, con el mismo aceite, y doramos los ajos tiernos, añadimos el tomate rallado y freímos hasta que comience a "pegarse" en el fondo de la paella. Incorporamos entonces unas hebras de azafrán y media cucharadita de pimentón dulce, damos una vuelta y añadimos el arroz. Mezclamos bien el arroz con el sofrito y regamos con diez medidas (diez cucharones) de caldo, agregando también las costillas de cerdo. Dejamos cocer el arroz durante veinte minutos, o durante el tiempo indicado por el fabricante en el paquete; los primeros cinco minutos debe cocer a fuego fuerte, después bajaremos el calor y seguiremos cociendo a fuego lento hasta que se cumpla el tiempo. Dos minutos antes de finalizar la cocción, colocamos las alcachofas encima del arroz, y terminamos.

Un arroz para recordar, acompañado o no del all-i-oli de ajo dorado.


 Consejos:

- El arroz redondo es el que absorbe bien todos los sabores.

- Balanquear un alimento es un técnica de cocina que consiste en introducirlo en agua fría, y calentar hasta que hierva para quitar impurezas y que su sabor sea más suave. En el momento en que hierva, retiramos del agua y lo utilizamos. El agua se desecha.

- Para que las alcachofas no se pongan negras, una vez lavadas hay que sumergirlas en agua con unas gotas de limón, o con una rama de perejil.

- Para que el caldo tenga mucho sabor, no hay que añadir demasiada agua, tan sólo cubrir los ingredientes, y añadir un par de dedos más de agua, y cocer a fuego lento durante al menos dos horas, quitando la espuma que sube a la superficie. Después, colar con un colador de malla muy fina, o con una estameña, y reservar en el frigorífico durante una noche. Al día siguiente, retiramos la capa de grasa solidificada de la superficie, y listo para cocinar. También es imprescindible que esté bien sazonado, sin que llegue a estar salado porque arruinaría el arroz.

- El arroz en paella necesita el doble de líquido que de arroz, más dos medidas más. Los cinco primeros minutos debe cocer a fuego fuerte y, los quince minutos siguientes a fuego muy lento. Y, como decía mi padre, el arroz no debe "verse" hasta que haya transcurrido la mitad del tiempo (diez minutos). Si comienza a "verse" antes, significa que tenemos poco caldo, y la mejor opción será añadir más o, si eres un auténtico experto, cocinarlo despacito fuego muy muy lento.

- Hay que tener siempre al lado de la paella una cazuela con caldo caliente por si nos hiciera falta. Y siempre hay que añadir el caldo hirviendo. 

- Si sobra caldo, guardadlo para preparar otro arroz, una sopa o una salsa. También se puede congelar.

- El ajo dorando aporta una suavidad extraordinaria al all-i-oli.
 

domingo, 7 de enero de 2018

ATADILLOS DE QUESO DE CABRA CON PIÑONES Y CANELA


Cuando mis hijos eran pequeños, viví una de las experiencias más gratificantes de mi vida: formé parte del equipo del AMPA responsable de la Biblioteca del Colegio al que asistían. Además de conocer y trabajar con personas maravillosas cuya amistad conservo y valoro, tuve la gran oportunidad de estar rodeada de libros un día a la semana, de descubrir inolvidables lecturas infantiles y juveniles, y de participar en proyectos ilusionantes que se convirtieron en realidad. Entre dichas lecturas, una aunó mi pasión por la lectura y por la cocina: La cocina de las hadas o cómo hacer maravillas sin ser hechicera, escrito por Anna y Annie Pavlowitch, un libro con más de 50 recetas poéticas y fáciles de preparar para convertir tu vida en un cuento de hadas, según reza su contraportada. Y aseguro que dicha afirmación es cierta; el libro comienza hablando de hadas ilustres, de pociones mágicas, de decoraciones feéricas, adentrándose poco a poco en recetas maravillosas como el Filtro de amor a las frambuesas, el Damero de patatas de Alicia, las Mariposas al tomillo, o estos Atadillos de queso de cabra con piñones y canela que, sin más dilaciones, os cuento cómo se preparan.

Ingredientes para cuatro atadillos:

- Cuatro hojas de pasta brick.
- Cuatro porciones de queso de cabra sin corteza.
- Un huevo.
- 80 gramos de pan rallado.
- 100 gramos de piñones.
- Media cucharadita de canela.
- 4 tallos de cebollino (os aconsejo más por si se rompen).
- Aceite de girasol.
- Pimienta negra recién molida.
- Sal.

Preparación:

Precalentamos el horno a 180º.

Ponemos a remojo los tallos de cebollino en agua caliente para ablandarlos. Mientras tanto, desmenuzamos el queso de cabra con un tenedor; incorporamos el huevo batido con la canela, los piñones rotos con la mano, el pan rallado, sal y pimienta negra, y mezclamos con el tenedor. Comprobamos el punto de sazón y rectificamos si es necesario. Dividimos esta preparación en cuatro porciones iguales, y colocamos cada una de ellas en el centro de una hoja de brick. Doblamos la hoja hacia el centro, y la recogemos atándola con un tallo de cebollino; continuamos hasta tener los cuatro atadillos. Pincelamos una fuente de horno con aceite de girasol, que debe ser lo suficientemente grande para que no se toquen, y disponemos los atadillos. Horneamos hasta que se tueste la pasta brick, quince minutos aproximadamente.

Espero que os guste tanto como a nosotros, en especial a mi hija Andrea.

Sabemos lo que comemos, la pasta brick: 

La pasta brick es una lámina finísima de masa, parecida a la pasta filo pero con menor nivel de hidratación, es decir, que se seca con más facilidad una vez la sacamos de su envoltorio. Esto significa que su manejo requiere rapidez porque cuando se seca se rompe con facilidad. Su sabor es neutro, y por ello se utiliza tanto en preparaciones saladas como dulces. Son muy utilizadas en la gastronomía turca, la del magreb y en centro Europa, siendo mundialmente conocidas elaboraciones tradicionales como el baklava, las spanakopitas y el strudel. Actualmente es fácil encontrarlas en la zona de refrigerados de los supermercados.

 

martes, 2 de enero de 2018

SETAS SHIMEJI CON LECHUGA BRASEADA Y SALSA DE SOJA


Comenzamos el año con una recta fácil, rápida y buenísima, con el protagonismo de las setas shimeji. Me encantan estas setas porque son pequeñas y preciosas, y, al saltearlas quedan crujientes y riquísimas. La lechuga braseada la acompaña perfectamente y la salsa de soja completa este sabroso plato.

Aprovecho para desearos salud y paz en 2018, en compañía de vuestros seres queridos. 

Ingredientes:

- Una cajita de setas shimeji.
- Un diente de ajo.
- Una lechuga romana.
- Salsa de soja.
- Aceite de oliva virgen.
- Sal.

Preparación:

Comenzamos con la lechuga: eliminamos las hojas pochas, la cortamos en trozos grandes, lavamos con agua abundante, la centrifugamos hasta que quede seca, y reservamos.

Seguimos con las setas: las separamos, las limpiamos con un trapo húmedo, y reservamos (estas setas crecen en un entorno limpio, y no suelen estar sucias).

Calentamos la salsa de soja en un cazo hasta que reduzca y espese. La cantidad, a nuestro gusto, yo he puesto cuatro cucharadas. Reservamos

Pelamos y picamos muy fino el diente de ajo, preparamos dos sartenes con un hilo de aceite de oliva virgen, y añadimos en una de ellas la lechuga, que salteamos hasta que reduzca el volumen y retiramos. En la otra sartén doramos el ajo e incorporamos las setas, freímos hasta que estén doraditas y retiramos. Sazonamos la lechuga y las setas ligeramente porque la salsa de soja ya aporta sal.

Y tenemos el plato listo: la lechuga en el fondo, y sobre ella las setas regadas con la salsa de soja. 

Sabemos lo que comemos: setas shimeji.


Con este nombre se designa a un grupo de setas comestibles originarias de Asia Oriental, cultivadas también en otros países. De entre todas ellas, destacan las Buna shimeji, de color marrón, y las Bunapi Shimeji, de color blanco. El motivo de la diferencia de color es que la blanca se cultiva protegida de la luz. Crecen agrupadas en ramilletes, con sombrero pequeño y redondo y tallo largo y fino. Se pueden consumir crudas o cocinadas, aunque si las tomamos crudas su sabor resulta un poco amargo; por ese motivo se recomienda cocinarlas. Cuando las compres, recuerda que deben estar tersas y sin partes deterioradas, que hay que conservarlas en el frigorífico y que son perecederas. Antes de cocinarlas, hay que separarlas y limpiarlas con un paño húmedo. Son estupendas para acompañar carnes, pescado, pasta, verdura, y para cocinar salsas, croquetas o empanadillas, entre otras preparaciones.